Rogamos disculpen toda confusión y las molestias. Gracias.
miércoles, 7 de mayo de 2014
Nos hemos mudado
Este blog fue una réplica desesperada y precipitada de otro,
el original Lienzo de Babel, que perdió el
dominio donde se alojaba y al que deseaba dar continuidad. Recuperado aquel, éste
deja de tener razón, por lo que echa el cierre. En cualquier caso, los
seguidores e interesados podrán acceder a su contenido en: www.lienzodebabel.blogspot.com.es/
lunes, 5 de mayo de 2014
¡Que no decaiga la Feria!
Cansado y tranquilo
Tenía
un hablar cansino pero con esa suave tranquilidad que calma a quien lo escucha.
Su cansancio era físico, de los músculos que debían articular las palabras, no
anímico ni del pensamiento o las reflexiones que expresaba con ellas. Su voz
era pausada, ligeramente temblorosa, y susurrante, con esa delicadeza humilde
que no pretende molestar, sino responder con sinceridad en una conversación. Lo
que decía estaba impregnado de la
honestidad de quien atesora muchas derrotas y un único triunfo: ver amanecer
otro día que, sin embargo, lo va dejando cada vez más arrinconado en su propia
soledad. Una soledad cargada de cansancio y recuerdos. Por eso le gustaba tanto
platicar sobre sus trabajos y sus fatigas, pero también de las alegrías que la
fortuna le había deparado en contadas ocasiones. Y de sus tías, a las que había
cuidado hasta que fueron falleciendo, una detrás de otra, en sus respectivas
habitaciones de la casa que compartían, y de la asistenta que ahora se encargaba
de cuidarlo a él. También se refería con frecuencia a unos hijos que vivían sus
vidas por su cuenta y de unos nietos que de vez en cuando le propinaban la
sorpresa de una visita. Hablaba del reparto anticipado de los bienes para que nunca malogren unas relaciones por herencias que jamás satisfacen a
todos. Y hasta hablaba de los médicos, a los que irónicamente les advertía, después
de que aconsejaran un nuevo análisis, que: “de tanto buscar, acabaréis
encontrando algo…”. Sabía que, a su edad, nada podía estar en condiciones,
como cuando se es joven. Lejos de perturbarse, la consciencia de una edad
provecta hacía que la tranquilidad brillara en su mirada e impregnara cada
palabra con la confianza de quien vive un tiempo de descuento que estima incluso
inmerecido, pero que agradece con resignada paciencia tras cada recaída. Por
eso, cuando encontré su esquela en un periódico, supe que se había marchado con
esa humildad que le caracterizaba. Era un abuelito muy cansado con el que daba
gusto hablar.
domingo, 4 de mayo de 2014
El milagro de un hijo
Ahí tienen, en la generosidad de su volumen, el tamaño
exacto de un milagro, la dimensión real del tiempo, la respuesta a todos los interrogantes
y la interpelación que da lugar a todas las filosofías y religiones. Es la
redondez hermosa de un cuerpo que está preparado para perpetuar la especie y es
la ternura con la que unas minúsculas zapatillas, alegres como el hogar que lo
aguarda, simbolizan la esperanza de un hijo. No es sólo la dimensión grisácea
de un hecho fisiológico, común a todos los seres vivos, sino el contraste
colorista de significados que simboliza ese calzado inútil para andar, pero que
expresa la sensibilidad que brota de una inteligencia que es consciente de sí
misma y del futuro, capaz de anticipar proyectos. Ahí tienen, en su voluminosa
redondez, el embarazo de una hija que está presta a ser madre con el regocijo
exacto de un ser racional, lo más parecido a un milagro.
sábado, 3 de mayo de 2014
La problemática agenda de los “ex”
En España existe un problema con la agenda de aquellos líderes que abandonan la política activa después de detentar puestos de gran responsabilidad. Un problema que tiene dos vertientes, a cual más compleja, aunque ambas desvelan la personalidad de unos políticos que guardan motivaciones menos prosaicas que la del servicio público y el interés general de los ciudadanos del que presumen.
Por un lado, estos personajes están tan encumbrados en su
egolatría que se consideran seres excepcionales incluso cuando dejan el puesto para
el que fueron elegidos. No saben dar el paso atrás para que sean otros los que
tomen las riendas de las funciones que desempeñaron con más o menos merecimiento.
Siguen considerándose unos “gurús” que deben ser idolatrados por sus sucesores
y a los que hay que tener en cuenta, reservándoles un lugar preferente, cada
vez que su partido se presenta ante los ciudadanos, como en campaña electoral. En
caso contrario, exteriorizan su malestar y hasta hacen público su disgusto con desplantes
y críticas a los dirigentes que les ignoran. Se sienten desplazados y
desaprovechados.
Algo parecido es lo que acaba de suceder con José Mª Aznar, expresidente
del Gobierno y presidente ahora de una fundación política desde la que elabora
ideas y consignas que pretende guíen a los compañeros que le sucedieron en el
Poder y dirigen el partido en el que militan. Estos “ex” exhiben un
brillo para iluminar cualquier asunto que su fulgor volatiza la escasa humildad
que pudieran albergar. Felipe González describió gráficamente la sensación que invade
a estos “jubilados” una vez apeados de la poltrona: son como los jarrones
chinos, adornos muy valiosos, pero que no se sabe dónde colocarlos. Estorban.
No tienen toda la culpa. Su situación es consecuencia de la
poca experiencia democrática acumulada en este país, muy poco acostumbrado al
relevo natural de los cargos electos, en conformidad con las preferencias de la
voluntad popular expresada en las urnas. Nuestra joven democracia sólo ha
conocido, desde el año 1977, hace ya 37 años, a seis presidentes de Gobierno,
de los que cuatro continúan escribiendo libros y ofreciendo consejos a quien se
preste escucharlos. No reúnen un legado que oficialmente pueda ser conservado
para futuras consultas históricas y políticas en la Biblioteca del Congreso
ni en ninguna parte, ni una actividad pasiva, más o menos diplomática, que
puedan desempeñar sin desentonar ni obstaculizar. Simplemente, son nombrados
miembros del Consejo de Estado, órgano consultivo donde se aburren
soberanamente. ¿Qué hacer con esa vitalidad política que les desborda, con esa
información de que disponen, con una agenda repleta de contactos? De ahí surge
la segunda vertiente del problema, no porque la pensión de “ex” sea pequeña,
sino porque pueden y tienen posibilidades muy tentadoras de ganar más, muchísimo
más que cuando fueron simplemente políticos en activo.
Ninguno de nuestros expresidentes ha vuelto, tras dejar el
cargo, a su antigua profesión. Felipe González es abogado; José Mª Aznar,
abogado e inspector de Hacienda; José Luis Rodríguez Zapatero, abogado y
profesor de Derecho, y el actual inquilino de La Moncloa , Mariano Rajoy,
también abogado y Registrador de la Propiedad.
Salvo este último, aún en la política, ningún expresidente
–ni de los vivos ni entre los fallecidos- regresó a sus viejas ocupaciones,
sino que tras un prudente período más o menos largo, desembocaron en empresas privadas como asesores o consejeros magníficamente recompensados económicamente.
No ejercen sus profesiones ni recuperan sus antiguos puestos de trabajo como
profesores, inspectores, funcionarios o en bufetes de abogados, sino que
recalan en el sector privado empresarial. Son disputados no por la brillantez
de su formación académica ni la originalidad de sus ideas o pensamiento, sino
por sus agendas y las relaciones que aún conservan en el Gobierno y las
instituciones, donde dejan muchos de sus subordinados y permanecen dirigentes
designados por ellos.
Así, González es contratado por Gas Natural, Aznar se
pluriemplea en Endesa y el conglomerado mediático de Murdoch, y Zapatero se
dedica, de momento, a explicar el giro copernicano que imprimió a su política
económica a través de libros y paseos por los platós de televisión. Otros
personajes de segundo nivel también sacan réditos en la privada a su
experiencia política, como Elena Salgado en Endesa Chile, Eduardo Zaplana en
Telefónica, Rodrigo Rato en Bankia, Santander, etc. Como puede apreciarse con
estos ejemplos, la tendencia a cruzar la “puerta giratoria” que comunica el
poder político con el poder económico es una norma que respetan por igual todos
los partidos políticos, sin distinción del color ideológico, y práctica común
en otras latitudes, donde gozan de plazos de incompatibilidad variables.
Todo ello no supondría ningún problema si obedeciera
simplemente a la tendencia de los “ex” a seguir mandando e impartiendo órdenes
o a la pura avaricia por enriquecerse ahora que se lo ponen tan fácil. El
problema surge cuando las empresas que los adulan con contratos millonarios no
buscan sólo que en sus consejos de administración figuren personalidades que
fueron importantes en los gobiernos, cualquier gobierno. Sino que la mayoría de
tales empresas son dependientes de la Administración o gran parte de sus beneficios
proceden de tarifas o mercados regulados por el poder político, donde sus
intereses pueden ser defendidos con mayor eficacia por quienes aún mantienen
influencias en el mismo, ya que formaron parte de él cuando gobernaron. De ahí
que sean nombrados consejeros sin representar ninguna cuota del capital de los
inversores en esas empresas. Un problema peliagudo en el que confluyen ambiciones
privadas con el interés general de la población, y que afecta a la calidad
de nuestro sistema democrático y la confianza que despierta entre los ciudadanos,
quienes perciben ese trasvase de un sector a otro como privilegiadas recompensas
interesadas.
Hay un grave problema de agenda con los “ex” en España, tanto
en lo que atañe a su “continuidad” en la política como a su devenir laboral individual.
La cuestión ética deben resolverla cada uno de ellos según sus convicciones, pero
la normativa debería regularla con mayor precisión el propio poder político, restringiendo
considerablemente las incompatibilidades, por un plazo al menos de ocho años
(dos legislaturas), para toda actividad privada que suponga enfrentamientos de
intereses con la
Administración , en cualquiera de sus niveles. Y, desde luego, habría que
ofrecerles a nuestros “ex” un lugar en la política donde puedan volcar
sus opiniones de los asuntos mundanos, con horario y sesiones públicas, y donde
los ciudadanos dispongan la posibilidad de cotejar sus papeles y controlar sus agendas . Vamos: una especie de
asamblea de “sabios” donde puedan contar sus batallitas y evitar tentaciones
sumamente lucrativas…
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España,
incompatibilidades,
política
jueves, 1 de mayo de 2014
Hoy es un buen día
Hoy es un buen día para continuar, para seguir avanzando hacia donde te lleven tus fuerzas e ilusiones, para cumplir tus sueños y colmar tus ambiciones, para evitar el desencanto y la derrota, para huir de la melancolía y el pesimismo. Hoy es un buen día para ese mañana que se persigue y se adivina cercano, para explorar lo que todavía te atrae y deshacerse de lo que te estorba y retiene. Hoy es un buen día para iniciar el futuro, para dejar atrás el ayer e inaugurar un tiempo nuevo y luminoso, pleno de posibilidades y estímulos, capaces de despertar olvidadas sensaciones y renovados proyectos. Hoy es un buen día para hacer lo que quieras, es cuestión de aprovecharlo.
Etiquetas:
Con el pie que me levanto
miércoles, 30 de abril de 2014
Púrpura
Diseña
prendas deportivas, es joven, divorciada y con un hijo. En su rostro se dibuja una
belleza que es capaz todavía de vencer los infortunios del tiempo y de la
suerte. Le gusta vestir las camisetas que llevan grabada la marca comercial de
su empresa y rechaza los pijamas que anulan la identidad de los pacientes. No
para de recibir llamadas y mensajes por el móvil y sigue en contacto con su
empresa a través de un mini-ordenador desde la cama blanca de una habitación
impersonal del hospital donde está ingresada. Le ha mordido una enfermedad de
cuya gravedad no parece ser muy consciente hasta que se le escapan algunas
lágrimas en un instante fugaz de debilidad. Pero no sufre por lo que padece,
sino porque quien ocupa su corazón no manifiesta tanta devoción como lo que
envenena su sangre. Se siente, a pesar de tantas visitas y de la incesante
actividad del teléfono, sola. Sola con su maldita enfermedad.
lunes, 28 de abril de 2014
Santo espectáculo
La exclusiva que detentan las autoridades de la Iglesia católica a la hora
de poblar el cielo de santos es una facultad que le atribuyen sin discusión los
que comulgan con tales prerrogativas religiosas. Pueden, cuando lo estiman
oportuno, conceder títulos de santidad a aquellos miembros seleccionados de la
parroquia en función de sus milagros, tanto si cumplen los requisitos que
estipulan sus reglamentos como si no, ya que objetivar un milagro es algo
tremendamente difícil. Tanto que es más fácil nombrar santo a un papa de Roma
por dirigir la Iglesia
que a Vicente Ferrer por socorrer de la pobreza, mediante hospitales, escuelas
y formación agrícola, a millones de personas del Tercer Mundo. Uno sube a los
altares y al otro lo expulsan de la
Compañía de Jesús por casarse con su compañera durante
décadas de cooperación en la
India. Y es que, en cuestiones divinas, no hay forma humana
de acomodarse a lo objetivo y racional. En última instancia, todo se remite a
obra del Espíritu Santo y la voluntad de Dios. ¡A ver quién es el guapito que
discute tales intervenciones sobrenaturales!
Por ello, líbreme Dios de cuestionar la canonización como santos de dos papas de
Las creencias religiosas pertenecen al ámbito privado de las
personas, quienes a título individual pueden abrazar el culto que deseen y
participar en cuántos ritos les parezcan convenientes y consecuentes con la fe
que profesan. Están en su derecho y nadie puede ni limitárselo ni impedírselo. Los
medios de comunicación pueden, asimismo, escoger aquellos hechos que consideran
relevantes como noticia de la agenda de actualidad y darles la difusión que
estimen acorde a su línea editorial y a las posibilidades de rentabilidad comercial.
Ya estamos acostumbrados que acapare mayor interés mediático un asunto de
cotilleo banal que un hallazgo científico, el fútbol que la cultura o las
opiniones de la Conferencia Episcopal
que la voluntad de la mayoría de las mujeres españolas en relación al aborto,
por ejemplo. Que ahora se dé tratamiento destacado a la declaración de santidad
de dos papas del siglo pasado de una Iglesia que ya acapara 80 papas santos,
aunque el acto estuviera presidido conjuntamente por los dos últimos papas
vivos, no deja de ser algo curioso, pero exagerado; histórico por ser la
primera vez que cuatro papas protagonizan una ceremonia –dos vivos y dos
muertos-, pero sintomático de la credulidad de la gente en supersticiones
sobrenaturales. A mi juicio, nada trascendental como para abrir y consumir el
tiempo de telediarios, ocupar espacios radiofónicos, acaparar la atención en
las redes sociales y llenar las páginas de los periódicos. Y, desde luego,
menos importante que la amenaza rusa en las fronteras orientales de Europa, la
enésima ruptura de las negociaciones entre Israel y palestinos, el rearme
japonés, la precarización económica y laboral de España, la corrupción
estructural en la política y el empobrecimiento al que se condena a la mayoría
social de nuestro país en beneficio de minorías elitistas. Todo ello fue
desplazado del interés ciudadano –y de los perjudicados- por dos nuevos santos.
Sin embargo, lo realmente rechazable es que a un acto
religioso acuda el Jefe de Estado y todo un séquito de personalidades
gubernamentales (ministros de Justicia y Relaciones Exteriores, entre otros) en
representación de un país que constitucionalmente de declara aconfesional. Que
vayan representantes de las diócesis españolas y de la Conferencia Episcopal ,
sufragados con aportaciones voluntarias de los fieles, sería lo esperado, pero
que asistan delegaciones oficiales, jefes de Gobiernos y Jefes de Estados o
soberanos de distintos países, es una interesada y maniquea sumisión del poder
civil al religioso, una renuncia a la separación de poderes que hace prevalecer
el civil en una democracia, por intereses ideológicos, políticos y económicos.
No se puede consentir que, en nombre de un Estado
aconfesional, los Reyes de España se presten en una ceremonia de la confusión a
mezclar su devoción personal como católicos, si ese fuera su deseo, con la representación
institucional de la Jefatura
del Estado en una ceremonia religiosa, por muy multitudinaria que sea. Ni los
funerales de Estado deben ser oficiados por ningún rito religioso, ni los actos
religiosos a los que acuda en Rey deben estar refrendados con la condición que
ostenta como máximo representante de España y, por tanto, de todos los españoles,
católicos o no.
Me parece muy bien que la Iglesia monte un santo espectáculo, pero que
nuestros representantes actúen de comparsas en nombre de la soberanía nacional
no es de recibo, ni por respeto a una religión ni, desde luego, por lealtad
constitucional a los ciudadanos.
domingo, 27 de abril de 2014
Batalla sorda por Europa en Andalucía
Por lo pronto, Rajoy ha retrasado el nombramiento del
candidato popular hasta el último minuto para mantenerlo en el Gobierno. Reúne
así la doble condición de ministro y candidato, lo que le permite disponer de una
tribuna gubernamental para hacer campaña electoral, un privilegio que deja a
los demás contrincantes en inferioridad de condiciones, al no poder
contrarrestar tan potente presencia mediática. La Junta Electoral Central está
maniatada para impedir este abuso de poder por parte de un Gobierno que “apura”
los plazos y se sirve de hechos consumados que no pueden ser revocados a tiempo,
aunque sean denunciados.
Y por otra parte, incidiendo en una estrategia de descrédito,
desde el Ministerio de Interior se propala un nuevo caso de presuntas irregularidades
por parte de la Junta
de Andalucía en relación con subvenciones a cursos de formación. Se difunde,
muy oportunamente, que la Unidad Central
de Delincuencia Económica y Fiscal (UDEF), adscrita a la Policía y Fiscalía Anticorrupción
(ambas dirigidas por el Gobierno), está investigando un supuesto fraude
cometido por empresas de Málaga, en su mayor parte, para cobrar subvenciones
por cursos de formación que en realidad no han realizado, malversando así más
de 2.000 millones de euros de fondos públicos aportados por la UE para un programa de fomento
del empleo, según relatan estos funcionarios del Ministerio de Interior. Se
trata, en realidad, del “adelanto informativo” de una investigación policial
que todavía ningún juez instruye, pero que sirve ya para “acusar” a la Junta de Andalucía, en manos
de los socialistas, de organizar otra trama de corrupción de proporciones
considerables, diez o veinte veces mayor que la de los ERE. De nada vale que la
propia Junta aclare que lleva siete meses investigando las subvenciones, que ha
revisado más de 4.000 expedientes de fondos de formación y que desde febrero
está colaborando con la
Policía para determinar el verdadero alcance de las
irregularidades detectadas. Llueve sobre mojado. Aún no hay acusaciones sustentadas
en indicios e imputaciones judiciales, pero se pone en marcha el ventilador de
la corrupción y se lanza la sospecha generalizada que, cuando se dilucide en
los juzgados, ya habrá obrado el efecto deseado: desacreditar y hacer perder la
confianza en los acusados -el Gobierno andaluz-, no sin parte de culpa, pero en
la misma medida que la de cualquier otro Ejecutivo en el que se detectan
irregularidades, pero con menos “aspavientos” mediáticos. ¿Será por la campaña
electoral?
Y para terminar, no me extrañaría tampoco que la jueza Alaya haga
acto de presencia e impute a nuevos cargos de la Junta de Andalucía (aunque la Audiencia Provincial
se los anule por falta de concreción en las imputaciones), multiplique autos
que involucren a personalidades que están aforadas (sin poderlas imputar, pero a
las que invita a declarar) y obligue a “pasear” ante las cámaras a todo un
abanico variopinto de testigos de todas las causas que lleva investigando desde
hace años, con pocos resultados “carcelarios” hasta la fecha: un solo
encarcelado (un exdirectivo de la empresa Vitalia) de un total de 166
imputados.
Lo más probable es que la actuación de la magistrada durante
este proceso no esté coordinada en el tiempo para beneficiar al Partido
Popular, pero las múltiples coincidencias que dan esa sensación y esos
resultados hacen despertar la curiosidad por ver qué sucede ahora con ocasión
de las elecciones europeas. El personal está “mosca” aguardando la confirmación
o el rechazo de esta sospecha, muy atento a las iniciativas de Mercedes Alaya,
como si se tratara de otro frente de la pugna partidaria.
Un frente que no se agota en los infundios, acusaciones y
estrategias que se ponen en marcha durante una campaña electoral. Sino que,
además, se dirime en los medios de comunicación, donde, según revela un
columnista de los considerados “afines” que escribe en el ABC (David Gistau),
el periodismo se ve agredido por el poder político, en vista de la vigilancia
obsesiva de los grandes directores y editores (que despiden a los gacetilleros
díscolos) y ese “aplanamiento” que crea dependencia en una empresa o la hace
aniquilar (gracias a las subvenciones y la publicidad institucional).
Precisamente, la falta de un periodismo de calidad e
independiente es clara señal de un deterioro de la democracia en la sociedad de
la que forman parte, pues sin prensa libre no se puede producir el debate
franco y abierto del que se nutre la opinión pública. Cuando éste se cercena es
que no interesa que haya democracia, sino otra cosa que persigue y amordaza la
crítica e impide la participación ciudadana. ¿Tendrá ello algo que ver con los
papeles de Bárcenas que demuestran “ayudas” del PP a la empresa Libertad
Digital, de Federico Jiménez Losantos, y la ley antimanifestación que promueve
Rajoy? Es pura coincidencia.
Lo cierto es que en Andalucía se libra una fiera campaña por
los comicios europeos que no duda en utilizar cuántos instrumentos tiene a su
alcance para conseguir el respaldo de los votos, sin que los candidatos
ofrezcan aún ningún argumento ni promesa sobre lo que piensan hacer en Bruselas
para defender los intereses de esta región y este país. Aún no se habla de lo
que verdad importa y ya se mueven todos los hilos para “dirigir” la intención
del confuso y vapuleado votante. Es todo un espectáculo digno de cualquier
alumno de Maquiavelo y Goebbels.
sábado, 26 de abril de 2014
La afonía de Lienzo
Las “cuerdas vocales” virtuales que le servían para expresarse
con quienes querían escucharle en el mundo, a través de Internet, han sufrido
una inesperada afonía. No pueden articular palabra, ni siquiera un simple
lamento de angustia. Mudas a cal y canto, como si de una maldición se tratara.
El “cuerpo” que las alojaba ha sido apartado de la atalaya desde donde emitía,
con cadencia periódica y diversidad de tonos y estilos, su voz. El blog Lienzo
de Babel ha enmudecido, confiemos que temporalmente, tras más de 900 entradas publicadas y cerca de 50.000 visitas registradas.
Un cúmulo de circunstancias y torpezas es la causa de esta súbita
afasia, algunas ajenas por completo al paciente y otras debidas al
desconocimiento irresponsable de los recursos que utilizaba. Lo cierto es que
unas y otras han ocasionado la mordaza que supone impedir desde un servidor
seguir utilizando un dominio de Internet, por no haber renovado a tiempo la
suscripción… y no saber actualizarla con diligencia y antelación. Lo primero es
achacable a la fusión de una entidad bancaria que rechazó el pago domiciliado
del recibo, y lo segundo a la torpeza de quien no atendió el requerimiento de
renovación ni supo realizarla a través de los cauces establecidos.
Y es que Lienzo de Babel era realizado como
quien conduce habitualmente un vehículo: sabe usarlo pero desconoce cómo funciona.
Era un instrumento sumamente sofisticado para quien es absolutamente ignorante
en las nuevas tecnologías, aunque las utilice confiado en la honestidad de su
empeño. Convencido de que lo realmente importante era el “mensaje”, prestaba
poca atención al medio, a los canales y hasta al ruido de toda comunicación. No
resulta extraño, por tanto, que tarde o temprano sufriera un percance.
Amigos y conocidos en brebajes y cataplasmas intentan calmar
al paciente, dolorido más por su ineptitud que por la afonía que sufre. No es
tan grave su mal porque ni lo que decía era importante ni prácticamente nadie
lo echará de menos. Pierde sólo la memoria de lo dicho, la coherencia de un
pensamiento que podía rastrearse en el pasado reciente y la ilusión de que algún
“babilonio” despistado respondiera a ese afán de comunicación que justificaba la
existencia de Lienzo de Babel, mostrando su coincidencia o disenso. Es decir,
intercambiando miradas del mundo y del hecho de compartir el momento que les ha
tocado vivir, sin estar constreñidos a un espacio limitado y remoto y sin necesidad
de levantar la voz, articulando aquello que marca la diferencia con los
animales: el raciocinio y la palabra.
Confiamos, a pesar de su insignificancia, en su pronta
recuperación.
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